Siempre es agradable encontrar entre esas "sorpresas del año” consensuadas productos que, como este, lo son por méritos propios, por escaparse de la tendencia dominante en la temporada y ofercer algo "distinto”. En este caso, "Brendan and the Secret of Kells” (o simplemente "The Secret of Kells") es una de animación "a su rollo”: no es el omnipresente 3-D, pero tampoco es un 2-D tan convencional como podría ser el que ha rescatado Disney -con acierto- en "Tiana y el sapo”.Y no deja ser simpática la historia del Brendan en cuestión, doceañero del siglo IX en una Irlanda acechada por vikingos de quien los pacíficos pueblerinos deben defenderse parapetados tras una gran muralla en perpetua construcción. Cierto día, Brendan conoce al hermano Aidan, un escriba que introduce a nuestro héroe pubescente en el arte y las escrituras sagradas del mítico Libro de los Kells. Libro que, carambolas del destino, es Brendan quien debe encargarse de completar. Para ello, necesitará salir del poblado por primera vez, donde establecerá un vínculo con lo desconocido, encarnado entre otras cosas en una nueva aliada, una niña-lobo de nombre Aisling.
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